un paseo por su historia
La última vez que nos vimos te había dejado contemplando la plaza, mientras te imaginabas a los peregrinos acercarse a la catedral a través de la calle de los plateros, o a Rodrigo de la Rúa haciendo números para dar cuenta a los Reyes Católicos…
Hoy vamos a continuar curioseando en los restantes edificio que tenemos en la Plaza de la catedral. Te sorprenderá saber que todavía nos queda mucho por aprender. Si no sabes de qué hablo, te animo a que leas (aquí) la primera parte de este lugar tan emblemático que tenemos en Oviedo.


¡Empezamos!
¿Estás preparado?
Dejamos atrás las tijeras del balcón de la Balesquida y siguiendo el recorrido de las agujas del reloj llegaremos a uno de los palacios intramuros.
5. Palacio de Heredia-Valdecarzana
La ciudad de Oviedo fue en los siglos de la Edad Moderna (siglos XVI-XVIII) el emplazamiento más deseado para la nobleza de la región, que construyó unos palacios dignos de su status.
Estas viviendas son construcciones de patio central y jardín, características comunes a todas ellas. Para su edificación, cuando las posibilidades económicas así lo permitían, se elegían espacios dentro del entramado amurallado.
Has de saber que la muralla que rodeaba el Oviedo medieval (denominado por los especialistas “el Oviedo redondo”, precisamente por la forma de su cerca) discurría en los puntos más cercanos al palacio por la actual calle Jovellanos, con una de sus puertas en la calle del Águila, y enfrente del Filarmónica, bordeando la plaza Porlier, con otra de sus entradas hacia la calle de San Francisco, llamada precisamente así porque conectaba el entremado amurallado con el convento de San Francisco (donde hoy está el magnífico edificio de la Junta General como habrás podido leer en otro de nuestros paseos ovetenses, más concretamente por el Parque San Francisco. Si te lo has perdido, puedes verlo aquí).
Los espacios eran escasos y para la construcción de los palacios era imprescindible adquirir varios solares que permitieran unas viviendas de dimensiones dignas. Como bien te puedes imaginar la tarea resultaba difícil pues el espacio intramuros, aunque lleno de huertas, hórreos y viviendas de escasa entidad, era bastante caro.


Los Miranda, marqueses de Valdecarzana desde 1639, fueron la primera casa titulada de Asturias y es justo la que estás contemplando en este momento. Aunque no fue la única residencia nobiliaria de la familia en la región, estuvo habitada hasta que en el siglo XVIII se trasladan a Madrid. Es entonces (segunda mitad del setecientos), cuando otra familia, los Heredia, alquilan el palacio y lo transforman en su nuevo hogar.
Es en este momento cuando surge un conflicto de intereses. Si piensas en la nobleza y cómo reconocerla enseguida se te vienen a la cabeza sus escudos familiares. Sellos de identidad que muestran su linaje y procedencia. Mientras el palacio estuvo habitado por los marqueses de Valdecarzana la entrada principal se localizaba en la estrecha y oscura calle de San Juan, calle que va a dar a la actual calle Jovellanos, donde se puede ver el escudo familiar. Cuando llegan los Heredia al palacio también tienen la necesidad de mostrar a la ciudad quienes son los nuevos inquilinos del inmueble. De esta manera, convierten en fachada principal la que daba al jardín, precisamente la que hoy da a la plaza de la catedral. Hacen fijar por ella su entrada principal y la coronan con el escudo heráldico en el que sobresale la figura de Hércules.
De esta forma tan curiosa es como el palacio pasa a tener el escudo de dos familias nobiliarias que no guardan ningún tipo de relación entre ellas.




A lo largo de los años, el palacio no fue únicamente vivienda. En el siglo XIX fue el casino de la ciudad y a día de hoy sus salones son utilizados por el Tribunal Superior de Justicia de Asturias, cuya sede se ubica en el también vecino palacio, el de Camposagrado que da a la plaza de Porlier.
6. Edificio de la Caja de Ahorros de Asturias
A su vera nos encontramos con el edificio que en su día fue sede del antiguo Monte de Piedad y Hogar del Pensionista de Cajastur. Este fue construido en el año 1929 por Enrique Rodríguez Bustelo, el mismo arquitecto que se encargó de diseñar la plaza tras demoler la manzana de casa emplazas frente a la catedral.
Aunque a día de hoy todavía puede leerse en su fachada “Caja de Ahorros de Asturias”, lejos quedan estos tiempos y únicamente deja entrever cual fue su finalidad en el pasado. El edificio ha tenido varios propietarios, fruto de la que en su día fue Cajastur y las posteriores fusiones entre cajas de ahorro que dio lugar a Liberbank. Las últimas noticias que se pudieron leer sobre él en prensa es que había sido adquirido por una importante promotora de la ciudad y en un futuro lo convertirían en un hotel de lujo.
¿Volverán a recorrerse los pasillos de la Caja?






7. Jardín de los Reyes Caudillos
Y llegamos ya a la joya de la corona. La gran protagonista de la plaza, la Catedral, daría para varios capítulos por eso lo abordaremos a su debido tiempo. Hoy te voy a hablar de su jardín, que suele ser el gran olvidado de las visitas.
Mirando hacia el lado izquierdo de la puerta del templo, nos observa un guerrero. Muchos diríamos que se trata de Don Pelayo, personaje histórico muy arraigado a Asturias. Si este ha sido tu primer pensamiento, tengo que decirte que no has acertado. Como bien veíamos en nuestra ruta por las estatuas de Oviedo (puedes leerlo aquí) se trata nada más y nada menos que de D. Alfonso II El Casto, que además da nombre a la plaza en la que estamos.


Y ahora te estarás preguntando, ¿quién fue Alfonso II El Casto y por qué cuenta con un sitio tan relevante?
Este monarca astur tuvo gran trascendencia para la ciudad de Oviedo. A lo largo de su mandato trasladó la corte a la ciudad y esto trajo consigo la construcción de numerosos edificios y la primera muralla defensiva. Además, a él se le debe la Cámara Santa, puesto que las reliquias que llegaron a Oviedo necesitaban un lugar donde custodiarse. De esta manera se edificó la iglesia primitiva de San Salvador, nuestra catedral. A ella acudían los peregrinos a ganar el jubileo y en estos momentos de la historia gozaba de más importancia la peregrinación a Oviedo que a su vecino Santiago. Sorprendente, ¿verdad?


Tras rendir honores a Alfonso II, que se encuentra escoltando la puerta, nos adentramos en el espacio verde. El Jardín enmarca el camino que hay que recorrer para acceder a la capilla del Rey Casto. Si decides visitar la zona del ala izquierda de la catedral es un buen momento para detenerse a saludar a Favila, Silo o Fruela. Desde sus pedestales contemplan el jardín las 12 esculturas de los monarcas Astures.
Una curiosidad que tienes que saber es que no están colocados de forma cronológica, ni tampoco son todos ellos obra del mismo escultor. Te animo a que los busques uno a uno y los localices en su totalidad.


¿Sabes quiénes son?
Pelayo, Favila, Alfonso I el Católico, Fruela I, Aurelio, Silo, Alfonso II el Casto, Mauregato, Bermudo I, Ramiro I, Ordoño I y Alfonso III el Magno.
Todos ellos han tenido su relevancia en la que es la historia de Asturias.


8. La Regenta y la escultura de Mauro Álvarez Fernández


Y no me quería despedir sin hacer mención a la dama que pasea por el Oviedo de Clarín, su Vetusta y que contempla la plaza y vigila día y noche a la catedral. La escultura de Ana Ozores rinde homenaje al escritor que plasmó en su obra el comportamiento de la sociedad ovetense. Lejos de ser un halago para sus habitantes, en 1884, momento de su publicación, cayó como una bomba y fue duramente criticado, puesto que no deja en muy buen lugar a sus gentes.
En ella sus protagonistas, Ana y su marido Víctor Quintanar, el Magistral Fermín de Pas y Álvaro de Mesía pasean por calles tan conocidas como La Rúa o por la Corralada, en el callejero real La corrada del Obispo muy cercana a la plaza.


Y esto es todo lo que ha dado de sí nuestro recorrido por la Plaza de la Catedral de Oviedo. Espero que te haya servido para descubrir alguno de los secretos que guardan sus protagonistas y que cuando la vuelvas a pisar la veas con otros ojos.
¿Qué es lo que más te ha llamado la atención? Te leo en los comentarios.
Y si estás leyendo estas líneas porque estás pensando en venir a conocer Oviedo en tu próximo viaje, te animo a descubrirla a través de su historia y no sólo como uno de los lugares que tiene que ver el turista en Oviedo.
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Una idea sobre “De ruta: La plaza de la catedral de Oviedo (Segunda parte)”
Excelente información,breve y clara,da a conocer con una pincelada la historia de la Plaza y construcciones adyacentes.
Enhorabuena.