un paseo, cultural, al borde del Tajo
Seguro que si te pregunto donde está el Monasterio de los Jerónimos o dónde se pueden comer unos ricos pasteles de nata, piensas inmediatamente en Lisboa y, más concretamente, en Belém.
Hoy nos vamos a recorrer este bonito barrio lisboeta que no te puedes perder si visitas nuestro país vecino.


Si eres primerizo en la capital portuguesa igual no sabes que Belém está algo alejado del centro, pero eso tiene fácil solución puesto que está muy bien comunicado.
¿Cómo llegar?
En nuestro primer viaje recurrimos al tranvía número 15. Sin duda es la opción a la que recurren la mayoría de los turistas que no disponen de vehículo propio. Mi consejo es que lo evites. Si eres de los que crees que en Lisboa hay que subir al menos una vez en el tranvía, para ir a Belém no te lo recomiendo, aunque es, desde luego, una de las opciones que hay para llegar hasta allí. El tranvía que va hasta allí no es el típico amarillo que sale en todas las fotos, sino una especie de tren que siempre va lleno.
TIP VIAJERO: La alternativa más rápida es la línea de tren. Desde la estación de Cais do Sodré sale la línea de Comboios de Portugal con dirección Cascais. Este tren tiene una parada en Belém y en menos de 10 minutos estás allí. Además, la frecuencia de trenes es muy alta, así que casi no tendrás que esperar en la estación.
El precio del billete es de 1,35 € y podrás recargarlo en tu tarjeta vivagem (tarjeta necesaria para moverse en el trasporte público). Con la Lisboa Card (tarjeta turística que incluye la entrada a muchas atracciones y museos de la ciudad) el billete está incluido.
Sólo tiene un pero, es el medio de transporte que te deja más lejos (pero tampoco mucho) de las principales atracciones turísticas. Lo bueno es que la zona es bonita para dar un mini paseo y hacer sitio para el “pastei”que te vas a comer.
Por último, hay una tercera posibilidad: el autobús. Hay varias líneas que llegan hasta la puerta del Monasterio de los Jerónimos, pero esta alternativa no la he usado nunca.
¿Qué ver en Belém?
(Los básicos)
– CONFITERIA DE BELÉM
Parar a degustar un pastel de Belém es parada obligatoria. Vayas a la hora que vayas siempre hay gente. El local es muy grande, y aun así, a determinadas horas del día siempre hay largos tiempos de espera para hacerte con una mesa.
¡No es broma, la cola suele salir por la puerta!
(o al menos lo hacía cuando se podía viajar y había turistas)


La mejor opción para poder disfrutarlo con calma es madrugar y llegar temprano para poder desayunar allí. Si no, otra opción es pedirlo para llevar (las colas son diferentes) y comerlo recién hechos sentado en uno de los bancos del parque que hay enfrente.














Hay opiniones para todos los gustos con respecto a los pasteles de nata, ¿son los de Belén los mejores? Quizás sí o tal vez no, pero a nosotros estos nos parecen especiales.
TIP ECONÓMICO: Qué no te dé miedo tomar algo allí por temor a los precios. Cada pastel cuesta 1,15 € y la cafetería no es cara comparada con otras pese a ser un sitio muy frecuentado por turistas.
Remontándonos en la historia, este dulce tan típicamente portugués, nace en las cocinas de esta antigua confitería.
Pero, ¿sabes cual es su origen?
Los monjes usaban claras de huevo para almidonar sus hábitos y las yemas sobrantes las donaban a la pastelería para elaborar este rico manjar.
Además, ellos son los únicos que pueden llamar a sus dulces Pastéis de Belém puesto que tienen la patente y guardan la receta como el mayor de los secretos. Todos los demás, se les asemejan, pero no son lo mismo. Ni mejores, ni peores, ¡diferentes! Eso sí, si no los compras en Belém tendrás que pedir “pastéis de nata”.
¿Conocías esta curiosidad tan dulce?
– MONASTERIO DE LOS JERÓNIMOS
El Monasterio está declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. El edificio por fuera es impresionante lo mires por donde lo mires y ya solo por eso merece la pena acercarse hasta Belém. Sin duda es el atractivo turístico más visitado.


Se pueden ver la iglesia y el claustro. La entrada a la iglesia es gratuita, además suele haber menos gente interesada en entrar y la cola es mucho más escasa. Un consejo, consulta los horarios de misas porque en ese momento no se puede hacer la visita. El claustro cuesta 10 euros y está incluido en la Lisboa Card.
Para nosotros ambas son un imperdible de Lisboa.






Pero no nos iremos del monasterio sin aprender un poco antes saber unas pequeñas pinceladas de la historia que transcurrió entre sus paredes.
Es bien sabido que en Portugal la era de los descubrimientos tuvo gran importancia y este hecho guarda mucha relación con la construcción del monasterio. Este fue mandado edificar por Manuel I y fue financiado por los impuestos sobre las especies. La orden de los monjes de San Jerónimo ocupó el Monasterio hasta el año 1834, momento en el que se disolvieron todas las ordenes religiosas por orden de María II. El nombre se debe a sus primeros ocupantes y este ha perdurado hasta nuestros días.








– MONUMENTO DE LOS DESCUBRIDORES
Desde Belém partían los barcos a descubrir el Nuevo mundo. La escultura rinde homenaje a los exploradores y fue construida para conmemorar la muerte de Enrique el Navegante.


A los pies de la perfecta escultura tallada en piedra hay una enorme rosa de los vientos que se puede ver completamente desde el mirador que hay en lo alto del monumento.
Subir cuesta 6 euros y desde arriba se divisa el Monasterio de los Jerónimos en su totalidad, así como una visual de todo el barrio.
Si dispones de tiempo puedes aprovechar para subir a lo alto y disfrutar del horizonte, aunque yo no lo haría si solo cuentas con unas horas para deleitarte con el barrio.


Volviendo abajo, desde el borde del Tajo se pueden contemplar las vistas del Puente 25 de abril y es un sitio estupendo para ver el atardecer cuando el día es agradable o dar un paseo hasta la Torre de Belém.










¿Alguna vez te has preguntado de quiénes son los bustos que se pueden ver tallados en piedra?
Al frente, con una carabela entre las manos, se encuentra Enrique el Navegante y está flanqueado a ambos lados por 33 personalidades. En el flanco occidental puedes ver, entre otros, al Infante D. Pedro de Portugal, duque de Coímbra e hijo del rey Juan I de Portugal, al matemático Pedro Nunes o al poeta autor de Os Lusíadas, Luís Vaz de Camões. En el perfil oriental destacan el rey Alfonso V de Portugal, el navegante Vasco de Gama o el misionero San Francisco Javier.




– TORRE DE BELÉM
La Torre de Belém es otro de los monumentos que habrás visto en un sinfín de fotos. Durante el reinado de Manuel I de Portugal esta edificación militar fue construida por Francisco de Arruda y Diego de Boitaca. Inicialmente tuvo un uso defensivo, pero también se utilizó a lo largo de la historia como prisión, faro y centro de recaudación de impuestos para los barcos que llegaban a la ciudad. Al igual que el Monasterio, la Unesco, en 1983, la declaró Patrimonio de la Humanidad.




Siendo uno de los Monumentos más simbólicos de Portugal seguro que estarás pensando que su visita es un imprescindible del viaje. Aquí yo te diría que no (ten en cuenta que esto es siempre desde mi opinión personal y seguro que hay muchas opiniones diferentes al respecto). El edificio por fuera es digno de ver y por eso te animo a que te acerques hasta allí dando un paseo, sin embargo, su interior no es tan rico arquitectónicamente como la fachada. Si decides esperar la cola de turistas que se suele formar a la puerta y hacer la visita te encontrarás una serie de salas sin mobiliario, podrás ver también las mazmorras y la terraza que hay en la parte superior. Si antes has subido al mirador del Monumento de los Descubridores las vistas desde aquí te decepcionaran un poco ya que tiene mucha menos altura y está más alejado del Monasterio por lo que no tendrás tan buenas visuales.
La entrada tiene un precio de 6 euros y está incluida en la Lisboa Card.




(Otros lugares interesantes)
Llegados a este punto te habrás dado cuenta que Belém es uno de los barrios más monumentales de Lisboa, pero esto no se acaba aquí. Hemos visitado todos los puntos que un visitante primerizo no se perdería, pero Belém tiene mucho más que aportar.
Si eres de museo aquí te dejo unas pinceladas de todos a los que puedes acudir cuando te acerques a Belém:


– MAAT (Museo de Arte, Arquitectura y Tecnología)
Seguro que has visto en más de una ocasión la foto de esta estructura al borde del Tajo.
¿Estoy en lo cierto?


Este moderno edificio alberga en su interior, desde el año 2016, un espacio destinado al arte y la arquitectura contemporáneos.
Nosotros lo visitamos en uno de los viajes que hicimos a la capital vecina por conocer su interior (con la Lisboa Card la entrada es gratuita). Para mí ya no es un imprescindible, al menos si no te gusta el arte moderno. Eso sí, lo que te recomiendo es que subas a su mirador (se puede acceder sin entrar a visitar el museo) y contemples la estructura de uno de los proyectos más punteros que hay en Lisboa. Esa forma tan curiosa que no deja indiferente a nadie busca representar una gran ola que mira al Tajo diseñada por la arquitecta Amanda Lavete.








– MUSEO NACIONAL DE CARRUAJES
Se dice que en Lisboa se puede ver una de las colecciones de carruajes más impresionantes de toda Europa. Si sientes curiosidad por las carrozas no puedes perder la oportunidad de pasear entre los carruajes, que van de lo más sencillo a lo más lujoso. Coches de paseo, literas de viaje y lujosos carruajes para acudir a las galas de los siglos XVII al XIX. Todo esto se puede visitar en uno de los edificios del arquitecto Paulo Mendes de Rocha que fue creado para albergar en él este museo.
– JARDÍN BOTÁNICO TROPICAL


No mucha de la gente que visita Belém sabe de la existencia de este jardín, también conocido como Jardín de Ultramar. En 1906, se crea este recinto como un centro de estudios del Instituto de Ciencias Tropicales y a día de hoy cuenta con una gran variedad de especies tropicales, algunas de las cuales están en peligro de extinción.
Si te gusta la botánica no deberías perderte este bucólico paseo entre plantas. Un dato curioso: la puerta de acceso es una gran puerta china que representó a Macao en la Exposición del Mundo Portugués de 1940.
– MUSEO NACIONAL DE ARQUEOLOGÍA
En una de alas del Monasterio de los Jerónimos, donde antiguamente se ubicaban las celdas en las que dormían los monjes, se encuentra el museo arqueológico más importante de Portugal.
A mediados del siglo XIX se llevó a cabo una rehabilitación de las instalaciones para dejarla de forma semejante a la original, basándose en el estilo manuelino tan presente en Lisboa.
Si decides visitar el museo podrás hacerte una idea de la historia de Portugal a través de las diferentes etapas cronológicas del país. Además, generalmente cuenta con exposiciones temporales.
– MUSEO DE LA MARINA
Si el ala oeste del Monasterio de los Jerónimos lo ocupa el Museo de Arqueología, en el ala occidental se encuentra el Museo de la Marina.
En Belém está muy presente la era de los Descubridores, puesto que desde este puerto partían hacia ultramar los descubridores portugueses. Por este motivo no podía faltar un museo relacionado con la navegación en el que se puede ver mapas, instrumentos de navegación y réplicas de algunos navíos.
Si te gusta la mar y todo lo relacionado con ella, ¡este es tu museo!
Y cómo en Mapa y Pincel no dejamos de aprender,
¿sabes qué es un astrolabio?
El astrolabio era un antiguo instrumento que se usaba en navegación que permitía conocer la posición y la altura de las estrellas en el cielo. De esta manera los marinos podían conocer su ubicación aproximada dentro de la inmensidad del océano.
Pues en el Museo de la Marina podrás ver la colección más grande del mundo.


– PLANETARIO CALOUSTE GULBENKIAN
Calouste Gulbenkian llegó a Lisboa durante la II Guerra Mundial y se quedó en la ciudad hasta que murió. Era un verdadero enamorado del arte y día tras día ampliaba su colección. Llegó un momento que dicha recopilación artística era tan grande que decidió crear una fundación que llevara su nombre y poder mostrar al mundo, en un mismo recinto, sus fondos.
Esta fundación inauguró en 1965 este planetario que comparte espacio con el Museo de la Marina. En 2004 se sometió a una renovación integral de las instalaciones para ofrecer al visitante una visita mucho más interactiva.
Este museo te gustará si sientes curiosidad por las estrellas y te gusta vivir mirando al cielo. Además, también es una buena alternativa para los pequeños de la casa.
– CENTRO CULTURAL DE BELÉM Y MUSEO BERARDO
A unos pasos del Monasterio de los Jerónimos, se encuentra este edificio vanguardista que desde el año 1993 se destina a dar difusión a la música, la fotografía y las artes escénicas.
Además, alberga unas de las mejores colecciones de arte contemporáneo. Esta es la colección personal de Manuel Rodrígues Berardo, portugués que tras hacer dinero en Sudáfrica se dedicó a coleccionar obras de arte desde muy joven ya que era una de sus grandes pasiones. Fruto de un acuerdo con el gobierno portugués, vio la luz la Fundación de Arte Moderno y Contemporáneo – Colección Berardo. En el museo se puede ver pintura, escultura, fotografía e instalaciones audiovisuales cuyo nexo común es el arte moderno y contemporáneo.


(Fuera de ruta)
– PALACIO NACIONAL DE AJUDA Y SU JARDÍN BOTÁNICO
Un poco más alejado de los rincones que acabamos de recorrer nos encontramos con el Palacio Nacional de Ajuda. Este fue construido por la familia real para albergar allí su residencia. Para elegir la ubicación se decantaron por esta zona alta de la ciudad, puesto que el palacio anterior que estaba donde a día de hoy se emplaza la Plaza de Comercio desapareció a casusa del seísmo y posterior tsunami que se vivió en Lisboa en 1755.
El palacio es uno de los edificios de estilo neoclásico más destacado de la ciudad y actualmente en el museo se puede ver una amplia colección de artes decorativas a través de cual se puede observar el estilo de vida de la familia real portuguesa.
Para complementar la visita se puede dar un paseo por los jardines donde crecen muchas especies vegetales de los diferentes continentes.




Y hasta aquí llega la guía de Belém para que no te pierdas ningún detalle si visitas el país vecino. Y antes de despedirnos hasta la próxima entrada, te dejo un último consejo: Un buen día para acercarse hasta Belém es hacerlo un domingo por la mañana. Es curioso ver cómo se mezclan los turistas con los lisboetas que acuden a pasar el día al borde del Tajo.
Te dejo un mapa con la ruta que puedes hacer en Belém:
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Una idea sobre “Lisboa – Guia completa de Belém”
Gracias por hacernos recordar los viajes que hicimos hace tantos años. Tengo un gran recuerdo de Belén y me encantó como lo describiste. Gracias.