el arte esculpido por la naturaleza
Si por algo podemos sentirnos privilegiados los asturianos es por la naturaleza que tenemos en esta tierra. Podemos pasar de la ciudad al campo en un abrir y cerrar de ojos.
A mí, personalmente, una de las cosas que más me gustan es la playa, pero te sorprenderá saber que me vale tanto en verano como en invierno. Es más, aunque suene raro, ¡en invierno me encanta! El mero hecho de pasear por la arena con los zapatos puestos, sentir la brisa del mar en la cara y oír el romper de las olas hace que sea uno de esos pequeños placeres de la vida que trasmiten paz y tranquilidad. Una gran forma de cargar las pilas.


Por eso hoy, ¡nos vamos a la playa! Y no a una playa cualquiera, sino a una de las más visitadas de la región:
Tenemos una cita con La playa del Silencio.
Pese a ser una de las playas con más atractivo turístico, yo no había ido hasta esta primavera ¿Tú la conoces? Aquí te dejo un resumen de nuestra pequeña excursión que espero te sirva de ayuda si decides visitarla.






CÓMO LLEGAR
Para llegar hasta allí debemos dirigirnos hasta el pueblo de Castañeras, en el concejo de Cudillero, y seguir las indicaciones de los carteles que iremos encontrándonos a nuestro paso ¡No tiene perdida!
Una vez en las inmediaciones, encontrarás un terreno habilitado como parking. Cuando nosotros fuimos (temporada de verano), este era de pago y por una módica cantidad podías dejar el coche allí y hacer el resto del recorrido a pie. El aparcamiento tenía un precio de 2 € (julio 2020) y el dinero que recaudan es para el equipo de futbol de Cudillero, el Club Deportivo Marino de Cudillero.
Hay gente que decide no pagar por dejar el coche, que continúa por el sendero y que “tira” el coche en las inmediaciones del camino. Cada uno decide, aunque personalmente creo que, si vas a quedarte un rato, lo mejor es dejarlo en el aparcamiento. Si hay mucha gente es lo más acertado porque así no interfieres en el recorrido.








LA PLAYA
El descenso hasta llegar a la playa es sencillo. El camino es de grava y mientras bajas vas viendo los acantilados. Sin duda es una de las cosas más características de la playa y lo que más atrae a los visitantes.
En el primer tramo de la bajada comparten trayecto los coches y los transeúntes por lo que hay que ir con cuidado. Alcanzado un punto de la bajada, los coches tienen prohibido el paso. Sin embargo, hay que reconocer que cuanto más arriba mejores son las zonas de miradores.




Para mí la playa del Silencio es una de esas playas a la que es mejor ir para ver, que no únicamente para bañarse.
Y estarás pensando, ¿y eso por qué?
Lo primero que se te viene a la cabeza cuando piensas en PLAYA es chanclas, bañador y crema del sol. Pues bien, para darte un chapuzón un día de verano te recomendaría muchas otras de las que hay en Asturias antes que la playa del Silencio.
Aquí alguno de los “inconvenientes”:
– La bajada es de grava y requiere de un poco de tiempo hasta que llegas abajo. Lo mejor es ir con calzado cómodo, no tanto para bajar, sino para subir luego.
– La playa no es de arena, sino de piedra y eso siempre es más incómodo para pasear en chancas.
– El paraje hace que sean muchos los visitantes que acuden allí los días de temporada alta por lo que no gozarás de mucha tranquilidad.
Entonces,
¿cómo es que recomiendo la visita?


Lo más maravillo es el ambiente que se respira. Las vistas son maravillosas y el acantilado te dejará con la boca abierta.
Sin duda, te recomendaría que fueses un día soleado en temporada de otoño, incluso invierno. Así la tendrás entera para ti. Eso si, tendremos que esperar a que los cierres perimetrales nos den un poco de tregua.


La excursión puedes completarla con una visita al mirador de La Regalina y unos pasteles en Cabo Busto (aquí puedes ver lo ricos que están) o al pueblo de Cudillero que también está muy cerca. Pero eso lo dejaremos para otro capítulo
¡Te espero!
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